¿Tu hijo padece ansiedad? ¡Mira cómo identificarlo!

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¿Tu hijo padece ansiedad? ¡Mira cómo identificarlo!
¿Tu hijo padece ansiedad? ¡Mira cómo identificarlo!

Aunque la línea entre la ansiedad y el estrés es muy delgada existen características que las distinguen y nos hacen posible ayudar a nuestros niños a combatirlas

La pandemia por Covid-19 ha desencadenado grandes cambios en nuestra conducta diaria, impactando en pequeños, adultos y hasta mascotas, los cuales han incrementado sus niveles de estrés y ansiedad.

El cuidado de la salud mental en los menores es muy importante, pues ellos muchas veces no tienen las herramientas para identificar que están estresados y que el cambio en la rutina diaria está afectando su conducta familiar y personal.

Muchas veces identificar la ansiedad puede ser difícil para los propios padres de familia que, saturados por sus propias exigencias caseras y laborales confundimos el estrés del encierro, con el aburrimiento o la violencia que presentan por no poder hacer lo que quieren.

Para aprender a detectar y trabajar esta afectación mental debemos aprender a diferencias ambos hechos.

Estrés vs. Ansiedad

La línea entre la ansiedad y el estrés es muy delgada. Las dos son respuestas emocionales a un efecto adverso, pero existen características que las distinguen.

El estrés, por ejemplo, es causado por un estímulo externo. Este estímulo puede ser de corto plazo, como un examen, una mudanza o una fecha límite, así como de largo plazo, como la pobreza, la discriminación sistémica, una enfermedad crónica, o en el presente caso, una pandemia.

En cambio, la ansiedad no es causada por un elemento externo, sin por una persistente y excesiva preocupación que podría estar ligada a un estímulo, pero no lo necesita para presentarse.

Los síntomas más comunes de la ansiedad y del estrés son dificultad para concentrarse, agotamiento, irritación, tensión muscular y problemas para dormir.

Sin embargo, el estrés podría catalogarse como más fácil de manejar, dado que su causa es un estímulo externo del cual es más factible disociarse o que bien podría terminar si es de corto plazo.

En el caso de la ansiedad, las causas que lo potencian se nutren de una reacción interna, por lo cual es más difícil de identificar.

Tipos de ansiedad infantil

Si bien los síntomas de ansiedad pueden surgir ante cualquier situación estresante, estos también podrían derivar de otros problemas, emociones o preocupaciones.

Entre los trastornos más comunes se encuentran:

  1. Ansiedad generalizada. Los niños se preocupan en exceso por muchas cosas, como la escuela, la salud o la seguridad de los miembros de la familia. Siempre piensan en el peor de los escenarios. Junto con la preocupación y el temor, también pueden aparecer síntomas físicos, como dolores de cabeza y de estómago, tensión muscular o cansancio.
  2. Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Para una persona con TOC, la ansiedad toma la forma de obsesiones, cayendo en pensamientos preocupantes; y compulsiones, con acciones repetitivas que buscan aliviar la ansiedad.
  3. Fobias. Los niños sufren miedos intensos de cosas específicas o situaciones que no son realmente peligrosas, como alturas, perros, o volar en un avión. Las fobias pueden causar que baje la calidad de vida del menor, al evitar de sobremanera situaciones estresantes. También puede tratarse de una fobia social, desencadenada por miedos sociales.
  4. Ataques de pánico. Son episodios de ansiedad que ocurren sin razón aparente. Durante un ataque de pánico, los niños tienen síntomas físicos repentinos e intensos, como palpitaciones, falta de aire, mareos, entumecimiento u hormigueo.
  5. Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Este tipo de trastorno de ansiedad recae en una experiencia traumática pasada. Algunos síntomas son: escenas retrospectivas, pesadillas, miedo y evitar el evento traumático que causó la ansiedad.

¿Cómo combatir la ansiedad en niños?

Lo más difícil de entender con respecto a la ansiedad es que no se trata de un ciclo lineal con principio y fin, por lo que no se maneja sino se trata, en la mayoría de las veces a través de terapia con profesionales.

No obstante, si su problema de ansiedad no ha escalado, enseñarles a tolerar la ansiedad puede hacer que esta desaparezca con el tiempo mientras el niño va ganando control sobre sus efectos.

Otra medida importante es no evitar completamente las cosas que podrían poner a un niño ansioso, si bien esto puede hacer que se sienta bien a corto plazo, a largo podría reforzar su ansiedad y coartar el desarrollo de habilidades necesarias, lo ideal es realizar el acompañamiento que le ayude gradualmente a disminuir el estrés que causa la ansiedad.

Las expectativas al momento de ayudar a un menor de edad con un problema de ansiedad deben ser realistas y empáticas.

No se le puede prometer que cualquier situación en la que se pone ansiosa no va a volver a suceder, pero se le puede reforzar la confianza en que estará bien de todas formas, si le damos las herramientas para manejar los sentimientos negativos consecuentes.

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NCV

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