Las colillas se degradan en tres o cuatro meses y no en 10 años, por lo que pueden reciclarse para crear productos útiles
Las colillas de cigarro ya llegaron a los océanos y son más contaminantes que los popotes: una sola colilla contamina hasta 50 litros de agua potable o 15 litros de agua de mar. Estos filtros son desechos tóxicos, y en todo México provienen de la boca de 13 millones de fumadores, afirmó Leopoldo Benítez González, biólogo egresado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.
Para limpiar la zona más transitada del campus central de Ciudad Universitaria de este pequeño gran contaminante, el sábado pasado se realizó la segunda edición del “Colillatón”, convocado por el Programa Universitario de Bioética (PUB), con apoyo de la empresa Ecofilter, creada por Benítez, junto con Paola Garro.
“Como no hay un manejo integral, la contaminación por colillas está descontrolada”, alertó.
Poleth Reyes Hernández, pasante de la licenciatura en Pedagogía, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), y fundadora de este movimiento, que trae desde Chimalhuacán, Estado de México, comentó que será el último sábado del primer mes de clases (cada semestre) cuando se lleve a cabo el “Colillatón”. Entonces, el próximo será el 29 de febrero de 2020.
“Las colillas contienen residuos tóxicos, dañan todo: la naturaleza, los animales, y lo peor es que las aves las llevan a su nido. Son muy perjudiciales para el suelo, para el aire y el agua. A veces traigo un megáfono para decirle a la gente que es importante no tirarlas al piso, es una especie de compaña doble: en pro de la limpieza y del medio ambiente”, dijo.
Benítez aclaró que las colillas se degradan en tres o cuatro meses y no en 10 años, por lo que se reciclan y pueden crearse productos útiles.
“Nos preocupa la mejora de nuestro ambiente, pensamos en las plantas, en los animales, en los pájaros que las confunden con su alimento. Apoyamos con un granito de arena, y si esto lo multiplicáramos por cientos de familias, de manera espontánea, tendríamos una gran ayuda”, concluyó.
Egresados, voluntarios, familias e integrantes de organizaciones civiles recorrieron un perímetro de 50 metros alrededor de la Biblioteca Central para levantar y reunir colillas de cigarro.
La recolección no es suficiente, por lo que la empresa Ecofilter se llevó los filtros para degradarlos y reutilizarlos.