Una de las razones por las que las personas duermen durante el proceso de lectura es el “síndrome de sueño insuficiente”.
Muchas personas optan por la lectura al final del día ya que la rutina apenas deja unos cuantos espacios libres de obligaciones. Una vez que la gente se dispone a leer, cae rendida ante el sueño y por la mañana se percata de que apenas leyó unas cuantas páginas.
Lo anterior no significa que no te apasionen los libros, detrás hay explicaciones asentadas en el tipo de lectura que escoges, el sitio en el que llevas a cabo esta actividad e incluso alguna patología del sueño.
Asimismo, puede explicarse por el tiempo que le destinamos. Los menos idóneos oscilarían entre el comienzo de la tarde y antes de la madrugada.
Ahora, bien, algunos consejos para evitar que el sueño se cuele entre tú y la lectura:
1. Posición.
Cuando se lee es normal buscar la posición más cómoda, también es obvio que de ser lo suficientemente relajada el cuerpo cederá a los brazos de Morfeo. Lo más recomendable es sentarse en una silla frente a la mesa y en ella el libro inclinado en un ángulo de 45 grados.
2. Iluminación
La luz tenue propicia el sueño, para contrarrestarlo deberemos iluminar lo suficiente para evitar forzar la vista. Además, la luz deberá ser equilibrada en toda la habitación, es decir, con la misma intensidad.
3. Técnica Pomodoro
Esquiva el cansancio con la Técnica Pomodoro que consiste en leer durante veinticinco minutos y descansar durante cinco. En tu pausa puedes aprovechar para tomar agua o caminar.
Lo anterior se recomienda ya que el rendimiento no es viable tras leer o aprender por más de una hora.
4. Música
La música muy tranquila favorece la conciliación del sueño, sin embargo, si te gusta acompañar tus lecturas con sonido, lo ideal es que éste sea sin voz, por ejemplo, una pieza de jazz.
5. Aburrimiento
Es importante tener claro el objetivo de la lectura ¿para qué?, ¿qué busco aprender del libro? así el subconsciente se mantendrá alerta motivado por éstas preguntas.
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