La grasa abdominal afecta a órganos como el hígado y el sistema digestivo porque libera moléculas inflamatorias que contribuyen a la resistencia a la insulina
El sobrepeso y la obesidad son una epidemia en Estados Unidos. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) estiman que el 42.4% de los adultos son obesos.
Según sus datos, de 1999 hasta 2018, la prevalencia de la obesidad aumentó del 30.5% al 42.4% y la prevalencia de la obesidad grave aumentó del 4.7% al 9.2%.
“Las afecciones relacionadas con la obesidad incluyen enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer que son algunas de las principales causas de muerte prematura prevenible”, advierten en un informe al respecto.
Pero no es lo mismo tener más grasa corporal en los muslos que el abdomen. Un estudio publicado en The BMJ analizó diferentes medidas de la forma del cuerpo, más específicamente de la grasa central o abdominal, para determinar cuáles son más predictivas de muerte prematura.
Los investigadores estudiaron las siguientes medidas: Circunferencia de cintura, cadera y muslo; relación cintura-cadera; relación cintura-altura; y la relación cintura-muslo.
Asimismo, se midió el índice de adiposidad corporal (circunferencia y la altura de la cadera) y el índice de forma corporal (circunferencia de la cintura, el IMC y la altura).
Con base en estos datos, los científicos hallaron que la grasa que cubre el abdomen y la cintura es la asociada con un mayor riesgo de muerte prematura, pues aumentan el riesgo de enfermedades cardiometabólicas y enfermedades crónicas.
“Es decir, cuanta más grasa abdominal tenga una persona, mayor será su riesgo de morir por cualquier causa”, dice Chika Anekwe, experta de la Universidad de Harvard.
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Por su parte, la grasa en las caderas y muslos se asoció con un menor riesgo de muerte prematura. El resto de los tipos de grasa corporal se asoció con mayor riesgo de afecciones crónicas, pero su impacto no fue tan alto como el de abundancia de grasa abdominal.
Chika Anekwe anota que investigaciones anteriores han demostrado que la obesidad abdominal está más fuertemente asociada que la obesidad general con factores de riesgo cardiovascular como “aumento de la presión arterial, niveles elevados de triglicéridos en sangre y diabetes tipo 2. Los estudios han demostrado que incluso está relacionado con la demencia, el asma y algunos cánceres”.
La grasa abdominal afecta a órganos como el hígado y el sistema digestivo porque libera moléculas inflamatorias que contribuyen a la resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y, en última instancia, enfermedades cardiovasculares, explica Harvard.
La grasa ubicada en los muslos (o el cuerpo de pera) se llama protectora porque se asocia con un colesterol más bajo, menos triglicéridos, mejor presión arterial y niveles estables de glucosa en la sangre.
Chika Anekwe explica que la forma en que el cuerpo almacena grasa está determinada en gran medida por la genética, pero es posible mejorar la salud con una dieta saludable y ejercicio constante.
En este contexto, aconseja incorporar a tu dieta proteínas magras, frutas, verduras y cereales integrales; limitar los carbohidratos procesados y azúcares agregados; realiza 150 minutos de actividad física por semana; dormir de siete a ocho horas por noche; finalmente, evitar el estrés, pues libera cortisol, hormona relacionada con el aumento de peso abdominal.
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CAB