Este 10 de mayo, ¡no me festejen por favor!

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Este 10 de mayo, ¡no me festejen por favor!
Este 10 de mayo, ¡no me festejen por favor!

Si te vives satélite de las necesidades de todos y jamás siendo el eje de tu propia órbita, este 10 de mayo pide que no te festejen y que mejor observen quien eres

Cuando de festejar a las mamás se trata, parece que a todo lo bien que nosotras conocemos a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestra pareja, a nuestros hermanos, ellos poco conocen de nosotras, e incluyo a esta variedad de miembros familiares (y no solo a nuestra descendencia) por no agregar en la lista a algunos amigos, vecinos y compañeros de trabajo.

¿Por qué? Pues es que a las mujeres se nos ha dado ese papel de “hacerle de mamá”, y pilmama, y madrina, y madrastra, de una multitud de personas que reciben nuestros cuidados, nuestro cariño, y nuestro apoyo, más allá de lo que nos correspondería. Nos convendría aplicar el sagrado mandamiento un poquito modificado: “Ámate a ti misma como amas a tu prójimo”

¡Ojo!, no digo que esto sea malo dar cuidados y consideraciones a los demás, pero si vamos a dar a los demás cuidados maternos, más allá de nuestras responsabilidades con nuestros propios hijos, hemos de hacerlo porque de verdad lo deseamos, porque la entrega nos sale sin un sentido de culpa personal, porque los otros no nos lo exigen por ser mujeres, y porque cuando decimos “no, ahora sí no puedo” (o no quiero, o no sé qué ching… me pasa…) no hay ofensas, ni chantajes, ni amenazas ni, menos aún, represalias. 

Pero si te vives satélite de las necesidades de todos y jamás siendo el eje de tu propia órbita, este 10 de mayo pide que no te festejen y que mejor observen quien eres y escuchen lo que realmente necesitas.

Te comparto algunas reflexiones:

  1. Antes de ser madre, eres una mujer con necesidades, intereses, sueños, y valores que quieres respetar y disfrutar. Dalos a conocer.
  2. Para lograr lo que te propones necesitas tiempo, descanso y algo de dinero. Es momento de pedir esos espacios y si no depende de otros conseguirlos, de darte a ti misma lo que los demás no te pueden (o no te quieren) dar.
  3. No te azotes con temas de maternidad. Puedes ser una madre “imperfecta” sin por eso dejar de ser una buena madre.  Para desmitificar el rol materno ayúdales a comprender que amas a tus hijos pero no te identificas con eso de que “las buenas mamás disfrutan profundamente de ellos”,  que “lo más importante en la vida es ser madre”,  y que “no hay amor más perfecto que el de una mamá”. 
  4. Claro, aclara que el no encajar en el rol de “la madre angelical” no te resta responsabilidad para con ellos, pero si te libera de culpas.
  5. Muestra que madre “no solo hay una”, así que para alcanzar tus sueños, sin con eso descuidar a tus pequeños, acompáñate no solo del padre (o bien otra madre si tu familia es homosexual)  sino de otras figuras maternales que puedas sumarse en este rol. ¿Amigas? ¿Hermanos? ¿Vecinos?
  6. Pide a quien te rodea que si no cumples los roles tradicionales no te señalen que no tienes “instinto materno”. La maternidad es una elección, una vocación y una responsabilidad, no a todas nos sale “instintivamente” y ¡no pasa nada!
  7. Da a conocer tus limitaciones. No  hagas creer a quienes te rodean que nada te duele, que todo lo puedes y que siempre la pasas bien. Que miren tus imperfecciones, distingan tus sentimientos y reconozcan tus necesidades; verte como una mujer real, de “carne y hueso”. 
  8. ¡Diles que te regalen una buena novela! Sí, busca historias y novelas con temas de mujeres, familias, dilemas de la convivencia familiar, ambivalencias de los lazos afectivos, contradicciones de la feminidad y la maternidad.
  9. Aclara que no eres de las que “da su vida por los demás”. Vive tu vida, y compártela con quienes te rodean. La sumisión, el altruismo excesivo, el sacrificio, la abnegación, son actitudes que con frecuencia nos llevan a postergar o frustrar nuestras propias necesidades para sostener las demandas de otros (hijos incluidos), y claro, luego cobrárselas… 
  10. Compárteles tu proyecto de vida. Y es que tus hijos no pueden ser tu proyecto de vida. Tienes que tener un proyecto vital que incluya tus deseos, tus intereses, capacidades, sueños y valores. No se trata, por supuesto de negar que la maternidad pueda ser un proyecto atractivo, pero no el único. 

Si sueltas el “qué dirán” y echas de lado los mitos sobre la maternidad que te acorralan, podrás priorizar el vínculo con sus hijos, la verdadera conexión y la genuina contención. 

¡Que este 10 de Mayo  te regalen tiempo para ti y espacios para crear!

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