Disciplina sin golpes: fundamental

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El IMSS promueve estrategias para prevenir la obesidad infantil
El IMSS promueve estrategias para prevenir la obesidad infantil
Por: Margarita Blanco

Cuando se golpea a los hijos, aparentemente pareciera que el comportamiento externo cambió, pero esto es temporal… El castigo empeora las cosas casi sin excepción, y crea heridas emocionales profundas.

Recuerdo una escena muy triste que vi hace algún tiempo. Una mujer zangoloteaba y golpeaba a su niña, tratando de disciplinarla. La manera  de tratarla era de una completa falta de respeto hacia esta criatura, independientemente de lo que hubiera hecho. La expresión de dolor y consternación de la pequeña ante el abuso sufrido por parte de su madre, no lo olvidaré.

Me gustaría que entendamos esto claramente:

Los golpes como recurso educativo no funcionan. NO.

Cuando se golpea a los hijos, aparentemente pareciera que el comportamiento externo cambió, pero esto es temporal, es solo para evitar el castigo; sin embargo  la humillación es internalizada  y resurgirá más tarde, una y otra vez. El castigo empeora las cosas casi sin excepción, sin importar que sea o no aparente de modo  inmediato. CREA HERIDAS EMOCIONALES PROFUNDAS.

 

Qué es lo que provoca el castigo en los niños:

1. Le enseña que la violencia y la intimidación es el camino para lograr el poder, el control, respeto y madurez.

2. Produce sentimientos de ira y resentimiento. Convierte a los niños en unos bravucones abusivos.

3. Hace que el niño se sienta culpable y desvalorizado, minando su autoestima.

4. Impide que el niño pueda madurar y aceptar su responsabilidad.

5. Mata la espontaneidad, el humor, la buena voluntad y la alegría de la niñez.

6. Disminuye su capacidad y habilidad de amar.

7. Ata psicológicamente al niño a la persona que lo castiga en un círculo vicioso que destruye su independencia y rompe su espíritu.

8. Daña el valor y la confianza, produciendo timidez y cobardía.

9. Induce el temor y la ansiedad, generalmente de por vida.

10. Priva al niño de la experiencia de la libertad y del derecho a una niñez feliz.

Lo absurdo es que hemos crecido pensando en que “unos cuantos golpes” nos fueron útiles y que eso mismo hay que aplicarlos ahora a los hijos. Es una total mentira!!

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