La meningitis es una urgencia médica en la que la prevención, el diagnóstico y tratamiento precoz son claves, ya que puede generar la muerte o discapacidad
El 24 de abril es la fecha escogida por la Confederación de Pacientes de Meningitis como El Día Mundial de la Meningitis, que ataca principalmente a niños menores de 5 años y los jóvenes de entre 15 y 24 años.
Considerada como una urgencia médica, se estima que es una enfermedad que a nivel global afecta anualmente a más de un millón de personas, siendo una infección grave de las meninges, las membranas que rodean al sistema nervioso central, el cerebro y la médula espinal. Lo que hace que en el 50% de los casos no tratados sea mortal en las primeras 24 a 48 horas tras la aparición de la sintomatología, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los principales agentes que la provocan son los virus y las bacterias, aunque también existen hongos y parásitos que atacan las meninges, aunque también puede presentarse por causas poco habituales como reacciones químicas o en enfermedades como el cáncer o ciertas patologías inflamatorias.
Los síntomas iniciales -tanto bacteriana como vírica- pueden ser similares a los de la gripe, lo que hace pensar a los especialistas que hay un importante número de casos que no se llegan a diagnosticar, debido a que se pasan por alto.
Pero en los casos más graves, habrá rigidez de nuca, fiebre elevada, fotosensibilidad, confusión, cefalea y vómitos. Evolucionando rápidamente cuando se presenta y dejando importantes secuelas neurológicas, en caso de sobrevivir.
Una forma menos frecuente pero aún más grave de enfermedad meningocócica es la septicemia meningocócica, que se caracteriza por una erupción cutánea hemorrágica y colapso circulatorio rápido.
El diagnóstico inicial puede establecerse a partir de la exploración física, seguida de una punción lumbar que muestra un líquido cefalorraquídeo (LCR) purulento.
En ocasiones, se puede observar la bacteria en el examen microscópico del LCR y el diagnóstico es respaldado o confirmado por el cultivo positivo de la sangre o del LCR, las pruebas de aglutinación o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
En este sentido, identificar los serogrupos y el antibiótico son importantes para definir las medidas de control, y una vez teniendo la sospecha de que una persona pudiera presentar algún tipo de meningitis, hay que ingresarle a un hospital o centro de salud, aunque no es necesario aislarlo, para que comience lo antes posible el tratamiento con antibióticos como penicilina, ampicilina, cloranfenicol y ceftriaxona. , dificultando el crecimiento de la bacteria.
Como en muchas enfermedades, la mejor forma de prevención son las vacunas. El problema es que se requieren diferentes vacunas y refuerzos, lo que complica la estrategia de protección. Sobretodo en zonas de precaria infraestructura sanitaria, como los países de África.
Así, la meningitis es una urgencia médica en la que la prevención, el diagnóstico y tratamiento precoz son claves.