Científicos mexicanos y el progreso de la ciencia médica

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Científicos mexicanos y el progreso de la ciencia médica
Científicos mexicanos y el progreso de la ciencia médica

Mientras no se deje de ver a la investigación científica como una inversión, más que como un gasto, los costos a largo plazo serán aún mucho mayores

Como parte de las actividades que se desarrollan en el Women Economic Forum (WEF), evento que por primera vez se realiza en México con la finalidad de promover el liderazgo y desarrollo de la mujer, se realizó la plenaria “Científicos mexicanos y el progreso de la ciencia médica”, con la participación de la Dra. Eva Ramón, investigadora del IPN y desarrolladora de un tratamiento para curar las lesiones de VPH y Ana Lía García, directora general de Fundación IMSS, moderada por Ethel Soriano.    

Parte de lo que se trató fue el tema de la falta de conexión entre la academia y la iniciativa privada, para sacar la investigación científica de los laboratorios y concretar la tan anhelada transferencia tecnológica, pero igualmente se puso sobre la mesa el tema de la tramitología que, los investigadores se enfrentan a la hora tanto de querer patentar sus trabajos como a la hora de querer aplicar estos, dentro del sector salud.

Si bien en México hay mucho talento ávido de desarrollar innovaciones médicas para ayudar en los problemas de salud que aquejan a la población, como por ejemplo el caso de la Dra. Eva Ramón que mediante una terapia fotodinámica no invasiva comprobó la eliminación del 100 por ciento del Virus del Papiloma Humano (VPH), focalizado en el cérvix uterino de 29 mujeres de la Ciudad de México, se puso de manifiesto todos los obstáculos y engorrosos requisitos a los que se enfrentan para obtener los registros sanitarios, estando muchas veces en riesgo de que les roben las investigaciones; siendo uno de los factores que más desmotivan a los científicos mexicanos y limitan los estudios de fase 3, contraviniendo al desarrollo nacional, pues es bien sabido que un país sin investigación no va hacia ningún lado.

También se dijo que mientras no se deje de ver a la investigación científica como una inversión, más que como un gasto, los costos a largo plazo serán aún mucho mayores, dada la prevalencia de ciertas enfermedades crónico degenerativas, o de las llamadas catastróficas, como el cáncer de mama; que, al no ser detectados a tiempo, generan una carga fiscal al país, tanto por los altos costos de sus tratamientos, como por la afectación a una población en edad productiva.

Poniendo de manifiesto que tanto empresas como organismos gubernamentales deben entender que parte de apoyar la investigación es dar por hecho que parte de los recursos otorgados se irán a fondo perdido, dado la naturaleza del método científico que opera bajo una dinámica de prueba-error, se recalcó que apoyar a la ciencia trae a largo plazo grandes ahorros; además de mover la economía.

Otro de los temas que se trató en la plenaria “Científicos mexicanos y el progreso de la ciencia médica”, fue el de la fuga de talento, desperdiciando un enorme bono de extraordinarios médicos e investigadores que están al nivel de preparación técnica y académica que cualquiera de Europa o Estados Unidos, sin embargo, algo está fallando por lo que no estamos explotando ese potencial, dando un bono muy importante de juventud a otras naciones que les ofrecen mejores oportunidades.

El Women Economic Forum se realiza desde varios años en otras partes de mundo con el fin de impulsar el desarrollo de la mujer y promover su liderazgo, reuniendo a figuras del mundo político, deportivo, social, educativo, empresarial, económico y cultural para intercambiar visiones y experiencias sobre el papel protagónico de la mujer y las formas de empoderarla.

Esto, bajo la premisa de los tres principales retos que la ONU tiene documentado que enfrentan las mujeres para lograr su pleno desarrollo; la falta de equidad para acceder a educación o empleos bien remunerados, lo que les dificulta la movilidad social (suelos pegajosos); las circunstancias de vida como la enfermedad de algún familiar o un embarazo precoz, por las que “son jaladas hacia abajo” (escaleras rotas), y finalmente el “techo invisible” con el que se topan las mujeres al momento de tener un mayor crecimiento profesional, limitando sus posibilidades de avanzar (techo de cristal).

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